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Correcion Historica el Ataque Marshal es Cubano
Published on 12/27/03 at 22:42:03 GMT-06:00 por Admin
EL ATAQUE MARSHALL ¡¡¡ ES UN PRODUCTO CUBANO !!! Sorpréndase:
Francisco Acosta Ruiz
Entiéndase bien: ni es chovinismo barato, ni pretendemos escatimar méritos a la grandeza ajedrecística del gran maestro norteamericano Frank. J. Marshall, cuando jugando contra Capablanca, en New York 1918, abriera la terrible Caja de Pandora del popular sistema de ataque en la Apertura Ruy López, que muy merecidamente lleva su nombre.
Pero los hechos son los hechos; la Historia puede ser interpretada, obviada, incluso olvidada, pero nunca cambiada. Y en el tema que nos ocupa, del cual somos además los primeros sorprendidos, los hechos están ahí, son reales, como dignas de crédito son las fuentes que dan fe del acontecimiento al que haremos referencia.
Según se sabe mundialmente Marshall estuvo preparando especialmente para Capablanca una novedosa y aguda línea de ataque, jugando con negras la apertura Ruy López, basada en el sacrificio, en plena apertura, de un peón central, y aplica por primera vez el experimento en el mencionado torneo de New York en 1918. Marshall sorprendió a Capablanca, que tuvo que emplear todo su ingenio, jugadas tras jugadas, para lograr salir con vida contra la interesante innovación preparada por el gran maestro norteamericano. Finalmente Capablanca logró enredar a Marshall en su propio juego, venciéndolo tras dura lucha en partida que recorrió el mundo, y aún se disfruta con placer, pero el ensayo de Marshall fue lo suficientemente importante como para convertirse en una de las líneas de juego más estudiadas de todos los tiempos, y su inagotable caudal creativo perdura y se ensancha aún en nuestros días.
Sin embargo, esta línea de juego se había jugado ya mucho antes, y nada menos que ¡en La Habana!, en el año 1893, cuando Capablanca era apenas un niño y daba sus primeros pasos en el ajedrez.
La noticia la encontramos en la prestigiosa revista húngara Sakkélet, número 3-4 del año 1994, página 108, en nota firmada por Foldeák Arpád, en la que se incluye la interesante partida, jugada en consulta, en la que cuatro ajedrecistas cubanos de la época (Corril, Ostolaza, López y Herrera) enfrentan al Maestro Walbrodt, quien por entonces visitaba la ciudad, estableciendo contacto con los ajedrecistas locales.
En la histórica partida, que como podrán apreciar los lectores no se trata de un partido contra simples y débiles aficionados, la cuarteta local, que juega con negras, plantea al maestro foráneo el sorprendente gambito 8...d5!?, tomando el encuentro por los agudos caminos de la continuación 9.exd5 e4, una línea difícil y en nuestros días bastante bien estudiada, en la que la teoría moderna considera favorable a las blancas, aunque la práctica de muchas partidas demuestra que sólo verdaderos eruditos en la materia logran sortear con éxito las agudas complicaciones que plantean las negras en medio de un ataque que parece indetenible.
Según se afirma en el artículo de referencia, existió incluso una segunda partida, jugada en 1901, en Paris, entre Sittenfeld y Szoldatenkov, y buscando en la megabase encontramos una tercera partida Frere-Marshall, New York 1917, es decir, jugada por el propio Marshall un año antes de aplicar esta receta a Capablanca. Quiere esto decir que, de ser correcta la fecha de esta referencia, éste ya venía trabajando sobre la idea del gambito e incluso la había puesto en práctica, probablemente en partidas informales.
De hecho, era nuestra propósito acometer una investigación sobre la presencia del maestro Walbrodt en Cuba, del cual conocemos muy poco, para realizar un estudio que tuviese justamente una fundamentación histórica apropiada, pero esto implicaría la necesidad de tener que dedicar no pocas horas a la búsqueda en publicaciones ajedrecísticas y en la prensa cubana y española de finales de siglo XIX; ¡sueño de poetas!: el tiempo se ha ido dilatando y no hemos logrado acometer definitivamente ese estudio, lo que no significa que renunciemos a retornar sobre el tema en situción más oportuna.
Por el momento, no queremos privar por más tiempo a nuestros lectores cubanos y extranjeros de esta curiosidad y pasamos de inmediato al estudio de la histórica partida, que de paso servirá de hilo conductor para resumir algunas notas teóricas de actualidad, en relación con esta específica línea de juego.
Como se sabe, ya desde el siglo pasado las ideas de Chigorin eran populares en todo el mundo, y con más razón en La Habana, considerada por entonces como "El Dorado del Ajedrez Mundial", según acuñara Steinitz.
Por otra parte, resulta indispensable contar en este trabajo —que tiene un basamento histórico— con la información esencial que permita caracterizar a cada uno de los protagonistas de esta partida, pero esto, como antes explicamos, no ha sido posible. Nuestra búsqueda se ha tenido que limitar a: la consulta en las megabases a nuestro alcance, en las que de inmediato se localizan decenas de partidas del maestro Walbrodt, jugadas en importantes torneos Hastings y otros de la época; y a rastrear a los cuatro participantes cubanos, buscando en el libro de Carlos A. Palacio ("El ajedrez en Cuba. Cien años de historia") sin que aparezcan referencias a estos ajedrecistas locales; tan solo se confirma una simple mención, en relación con el paso del maestro Walbrodt por el Club de Ajedrez de la Habana.
Por tanto, instamos a los interesados en la investigación histórica del ajedrez cubano a completar este estudio, profundizando en las fuentes existentes en los fondos de la Biblioteca Nacional "José Martí" y en otras instituciones similares de nuestro país.
4.Aa4 Cf6 5.0–0 Ae7 6.Te1 b5 7.Ab3 0–0 8.c3 d5!?
¡La jugada de marras por primera vez en la historia!; pero como veremos, no se trata de una simple jugada aparecida por azar en una partida como tantas, sino de una partida que sigue el curso de una de las líneas principales que formarán parte, veinte años después, del cuerpo teórico del Ataque Marshall.
9.exd5 e4
La partida toma el curso de una de las líneas que, aunque se separa del tronco principal 9...Cxd5, ha sido también muy estudiada y en la actualidad poco recomendada por la teoría, aunque como veremos, no deja de ser una línea de juego compleja, en la que las blancas deben jugar con gran precisión para no quedar en neta desventaja.
Como se menciona en la introducción, se conoce una segunda partida, también anterior al encuentro Capablanca-Marshall; se jugó en París, a comienzos de siglo, y tuvo el siguiente desenlace: 9...Cxd5 10.d4 También se aparta de la línea principal 10.Cxe5, pero no deja de ser una continuación interesante. 10...exd4 11.cxd4 [La teoría actual prefiere la captura 11.Cxd4, y resulta curioso que esta continuación se de con más frecuencia en torneos femeninos e infantiles. Por ejemplo, en la Olimpiada de Elista se jugó 11...Cxd4 12.Dxd4 Cf6 13.Dxd8 Axd8 y ahora Isolina —que de paso diremos, se estuvo entrenando en el ISLA esa época— continuó con 14.Af4 Ab7 15.Cd2 Tc8 16.a4 c6 17.Cf3 Ac7 18.Ag5 Cd5 19.axb5 axb5 20.Ta7 Aa8 21.Axd5 cxd5 22.Te7 ventaja posicional que materializó luego de 22...Ab6 23.Ta6 Ac5 24.Te1 Tfe8 25.Txe8+ Txe8 26.b4 Af8 27.Ae3 Tb8 28.Cd4 Ae7 29.Cxb5 Ab7 30.Ta7 Ta8 31.Txa8+ Axa8 32.Rf1 Rf8 33.f3 Af6 34.Ac5+ Ae7 35.Ad4 Ab7 36.Rf2 f6 37.Re3 Re8 38.Ac5 Aa6 39.Cc7+ 1–0 Majjul,I-Hassan,Jawaher/ol (women), Elista RUS (08 ) 199 11...Ab4 12.Ad2 Ag4 13.Cc3 Cf6 14.Ae3 Axf3 15.gxf3 Dd7 16.d5 Ce7 17.Ag5 Dh3! Como veremos, tras esta simple jugada las blancas están perdidas. 18.Axf6 Ad6! 19.f4 La situación es difícil. Un poco más de vida daba 19.Ae5 pero el negro cuenta entonces con la variante forzada 19...Cf5 20.De2 Ch4 21.Df1 Cxf3+ 22.Rh1 Dxf1+ 23.Txf1 Axe5 y el blanco no tiene compensación . 19...Axf4 20.f3 Dxh2+ 21.Rf1 Cf5 22.Ce4 gxf6 23.Dd3 Rh8 24.Dc3 Tg8 25.Dxf6+ Tg7 0–1 Sittenfeld,S-Soldatenkov,V/Paris m 1901]
10.dxc6
Considerado como lo mejor. La alternativa es 10.Cg5 Ag4 11.Dc2 con dos subvariantes principales:
a) 11...Ce5 12.Cxe4 Cxe4 13.Dxe4 Ad6 14.d4 y ahora 14...Te8?! (14...f5 15.Dc2 Cg6 16.h3 Ah5) 15.dxe5 Txe5 16.Dxe5 Axe5 17.Txe5 Dd7 y el blanco se impuso luego de 18.Af4 Te8 19.Cd2 Txe5 20.Axe5 a5 21.a4 bxa4 22.Txa4 Df5 23.Te4 h6 24.Axc7 Dd7 25.d6 Ae6 26.Axe6 fxe6 27.Cc4 Da4 28.h3 Dd1+ 29.Rh2 Dd5 30.Td4 Dc5 31.Axa5 1–0 Manoukian,T-Petrosian,G/Erevan op (11) ;EXP 52 1996;
b) 11...Cxd5 12.Cxe4 Cf6 13.d4 Ad6 14.Ag5 Ae7 15.Cxf6+ Axf6 16.Axf6 Dxf6 17.De4 Las blancas conservan el peón tras librarse de las principales amenazas. 17...Af5 18.Df3 Tae8 19.Cd2 Ca5 20.g4 Txe1+ 21.Txe1 Cxb3 22.Cxb3 Ae6 23.Dxf6 gxf6 24.h3 (1/0 (42)) Mihajlovski,P-Pancevski,F / Skopje op, 1998.
10...exf3 11.g3
Siendo esta una partida "prehistórica" —considerando que el período "histórico" comienza en Capablanca-Marshall"— es natural que el maestro Walbrodt evite la ruptura de la cadena de peones del enroque, optando por esta línea que no es la más recomendada, de acuerdo con la práctica. Las alternativas son:
a) 11.gxf3? Ad6 12.d4 Ch5 13.Cd2 Axh2+ 14.Rh1 Esto pierde pero no había mucho donde escoger. Aquí el motor de Fritz 5 sugiere 14.Rxh2 Dh4+ 15.Rg1 Dg5+ 16.Rf1 Cf4 17.Te6 Axe6 18.Axe6 Dg2+ 19.Re1 Tae8 20.Ce4 Cxe6. 14...Dh4 15.Ce4 Af4+ 16.Rg1 Dh2+ 17.Rf1 Axc1 18.Dxc1 Cf4 19.Td1 Dh1# 0–1 Ferro-Broca/Paris op A ( 1994;
b) 11.Dxf3 Ag4 12.Dg3 y ahora:
A) 12...Ad6
A1) 13.f4 g5 14.d4 Rh8 15.Te5 gxf4 16.Axf4 Ch5 (16...Tg8! 17.Axf7 Tg7 18.Ab3 Ch5 19.Df2 Df6ƒ con ataque.) 17.Txh5! Axh5 18.Cd2 Te8 19.Tf1 Te2 20.Ad1! Txd2 21.Axh5 f6 22.Te1± y Fischer logra frenar la presión del negro y se dispone a forzar el juego. 22...Axf4 23.Dxf4 Txb2 24.Te8+ Dxe8 25.Axe8 Txe8 26.h3 b4 27.cxb4 Txb4 28.Dxf6+ Rg8 29.Dg5+ Rh8 30.Df4 Ta4 31.Df7 Tg8 32.Dxc7 Txa2 33.De5+ Tg7 34.g4 h6 35.Db8+ Tg8 36.c7 1–0 Fischer,R-Seidman,H/USA-ch 1960;
A2) 13.Dh4 13.Te8 14.f3 con las siguientes experiencias prácticas:
B1) 14.f4 Ch5 y son interesantes las siguientes partidas:
B1a) 15.Txe8+ Dxe8 16.Df2 Dxc6 17.h3 Ae6 18.Ae3 (18.g4 Cf6 19.Axe6 fxe6 20.Dg2 Cd5 21.Cd2 Axf4 22.Ce4 e5 23.dxe5 Tf8 24.Cf2 Dc5 25.b4 Dc4 26.De4 Ah2+ 0–1 Hakanen,V-Estrin,Yacov/W-ch4 sf corr 1960) 18...Te8 19.Cd2 Axb3 20.axb3 g5 21.Cf3 Cxf4 22.Ce5 Axe5 23.dxe5 Txe5 24.Axf4 gxf4 25.Dxf4 Te6 26.Tf1 Dc5+ 27.Rh1 De7 y el final es sumamente difícil. Las blancas ganaron en 41 jugadas. Matanovic,A-Milic,B/ Beverwijk 1958.
B1b) 15.Df2 Txe1+ 16.Dxe1 Df8 Posición curiosa. Las negras, para lograr ocupar con su torre la columna abierta, necesitan hacer esta jugada. 17.h3 Te8 18.Dh4 Ae2 19.Ad2 h6 20.Df2 De7 21.Ca3 Axa3?! Una jugada criticable por diversas razones, pero en especial porque entrega un alfil "divino" a cambio de un caballo "afeminado", teniendo peón de menos. Era preferible hacer de inmediato 21...De4. El blanco siguió con 22.bxa3 De4 23.g4 Cf6 24.g5! Las blancas se lanzan a balloneta calada, y encuentran así el camino de la victoria. 24...Ch5 25.Te1 Dd3 26.Ac1 Dxh3 27.g6 Te4 28.gxf7+ Rf8 29.Dg2 Dxc3 30.Df2 Cxf4 31.Axf4 Txf4 32.Txe2 Dc1+ 33.Te1 Tg4+ 34.Rh2 1–0 Gregg,A-Haldane,R/Guernsey 1991;
B2) 14.Txe8+ 14...Dxe8 15.De3 Dxc6 16.f3 Te8 17.Df2 Te7! Sutil jugada que permite el doblaje inmediato de las baterias mayores en la columna central, inclinando la balanza a su favor. 18.Ag5 De8 19.Cd2 Te2 20.Df1 Ah3 21.gxh3 Axh2+ 22.Rh1 h6 23.Axf6 De3 24.Ce4 Af4 25.Dg2 Txg2 26.Rxg2 De2+ 27.Cf2 gxf6 28.Ad5 Ae3 29.Tf1 Dxb2 30.Rg3 Axf2+ 31.Txf2 Dxc3 0–1 Morgan,M-Smolensky,R/USA-op Los Angeles ;TD 91\09 1991;
c) 11.d4 Continuación principal y probablemente la más fuerte, jugada en infinidad de partidas. Las derivaciones más comunes son:
D4) 12.Af4 Jugada que, aunque natural, no ha reportado buenos resultados al blanco; por ejemplo, 12...Ag4 13.Dd3 (13.f3 condujo a un extraño juego luego de 13...Ah3 14.Cd2 Ch5 15.Ae5 Ah4 16.Te4 Rh8 17.Axc7 Dg5 18.f4 Dh6 19.Df3 alcanzándose una rara posición en las piezas negras, que se hace más entraña luego de 19...Ac8 20.Te2 Ta7 21.Ae5 Af6 22.Tf2 Te7 23.Ad1 Txe5 24.fxe5 Ah4 25.Txg2 Cf4 26.Ac2 Cxg2 27.Dxg2 De3+ 28.Rh1 Ah3 29.De4 Dh6 venciendo el blanco finalmente jugando 30.Cf3 Ad8 31.d5 f5 32.Db4 Te8 33.Dd4 Dh5 34.Df4 g5 35.De3 Ab6 36.De2 g4 37.Ce1 f4 38.d6 f3 39.Dd3 Txe5 40.c7 Txe1+ 0–1 Ulfarsson,M-Nuesch,G/WchJM-U18 Szeged (08 ) ;TD 94\01 1994) 13...Ch5
D4a) Hace algunos años hice también mis peninos en esta línea, participando en un fuerte torneo temático. Llevaba mucho tiempo sin jugar el Marshall y no me sentía preparado para entrar en las líneas principales, donde hay mucha teoría por delante y todo se puede perder, por desconocimiento, en un solo movimiento. Por eso decidí jugar todas las partidas con negras en la variante 9...e4, que centra este trabajo. Fue un error, pues si te sale bien ganas el torneo, pero en caso contrario vas derecho para el último puesto...En este caso no me fue bien, exactamente por las mismas razones: mis oponentes conocían los mejores caminos del blanco y yo ni siquiera estaba claro de que era lo mejor para el negro. De aquel torneo vale mencionar la siguiente partida, en la que mi oponente prefirió hacer ahora 14.Ag3 y luego de 14...Ag5 15.Cd2 (15.Ac2 es atractiva, pero el negro puede defenderse bien con 15...g6 16.Rxg2 Df6 17.d5 Cf4+ 18.Axf4 Axf4 con posición complicada, por la amenazante ubicación de los alfiles negros.) 15...Axd2 Tanto ...Af5, como ...Cf4, parecen superiores. La jugada del texto pudiera ser cuestionable si no fuera porque se hizo avalada en extensos análisis, que en sus principales variantes conducían a posiciones con posibilidades de tablas, (a falta de pan, casave...) siguiendo la partida, casi exactamente, uno de esos análisis; el desarrollo final fue como sigue: 16.Dxd2 Cxg3 17.fxg3 Df6 18.d5 Tad8 19.Dxg2 Af3 20.Df2 Axd5 ¡La clave! Se permite el doblaje de los peones porque caerá también el débil peón de c6, y porque además, la penetración de torres blancas en séptima, como veremos, será inofensiva. 21.Dxf6 gxf6 22.Axd5 Txd5 23.Tad1 Tc5 24.Td7 Txc6 25.Tee7 Las blancas han logrado su plan pero... 25...Te6! ¡La segunda clave!, jugada calculada ya en los análisis de la jugada 16. 26.Txc7 Td8! ¡La clave definitiva!, que cierra la trilogía de toda la variante. Increiblemente las torres negras han logrado, en solo dos jugadas, hacerse más efectivas que una pareja de torres ubicada en 7ma fila. Sin embargo, ni siquiera esta cadena de jugadas precisas fueron sificientes y el blanco debió ganar la partida. Los cambios que siguen son inevitables. 27.Tcd7 Txd7 28.Txd7 Te1+ 29.Rf2 Th1 30.Rg2 Ta1 31.a3 ½–½ Perez Alb.-Acosta F/corr.1996/97. En la posición alcanzada la mayoría de peones en el flanco dama da ventaja a las blancas, que debierón continuar la lucha en busca del punto, pero ofrecieron tablas, que obviamente fueron aceptadas.;
D4b) 14.Axc7 14...Dxc7 15.De4 Cf4 16.Dxe7 Dxe7 17.Txe7 Af3 18.Cd2 Ch3# 0–1 Frere-Marshall/New York 1917. Partida también anterior al encuentro Capablanca-Marshall, mencionada en la introducción. ¿Existirán otras?]
11...Ag4 12.d4 h5
Este es el punto en el que la partida original toma un curso independiente respecto a las partidas jugadas con posterioridad. Las alternativas principales vistas en la práctica son:
Var I 12...Ad6, y ahora las blancas han probado los siguientes destinos:
A) 13.Cd2?! Te8 14.Cf1 Te2! Las negras ponen la torre en la garganta del oponente, sin preocuparle que este cierre la salida, porque ahora, luego de 15.Ce3 Se destapa la verdad de la historia con la jugada 15...Txf2! 16.Ac2 Las blancas no ven clara la variante (16.Rxf2 Ce4+ 17.Rf1 Ah3+ 18.Rg1 f2+ 19.Rh1 fxe1D+ 20.Dxe1 Df6 y la posición sigue siendo complicada, manteniendo las negras la iniciativa.) 16...Te2 17.Txe2 fxe2 18.De1 De7 19.Ad3 Te8 20.Axe2 De4 21.Ad2 Axe2 22.Dxe2 Dxc6 y la partida alcanza el equilibrio material, que abre el camino al empate liego de 23.Te1 De4 24.Dg2 c6 25.Dxe4 Txe4 26.Cf5 Txe1+ 27.Axe1 Af8 28.Rf2 Cg4+ 29.Rg2 g6 30.Ch4 f5 31.Cf3 Ag7 ½–½ Adams,P.J-De Coverly,R/County match 1978;
B) 13.Ae3 Dc8 14.Ac2 Ah5 15.Ad3 Te8 16.Cd2 Dg4 17.Dc2 g6 18.c4 bxc4 19.Cxc4 Cd5 20.a3 Af4 21.Axf4 Cxf4 La posición del negro es amenazadora, pero las piezas blancas distan mucho de estar dormidas y el juego sigue con 22.Ce5 Ch3+ 23.Rf1 Dxd4 que recupera el peón pero permite al blanco mejorar la posición con 24.Te4?! optando el negro un plan nada claro, respondiendo sorpresivamente con 24...Dxe4 25.Axe4 Txe5 26.Dc4 Tae8 27.Ad3 g5 28.Dd4 g4 29.Axa6 Te4 30.Dd2 1–0 Diener,R-Moennich,M/cr DDR 1987;
C) 13.Ag5 h6 (13...Te8 14.Txe8+ Dxe8 15.Axf6 gxf6 16.Ad5± Sznapik - Plachetka, Lublin 1973 ECO.) 14.Axf6 Dxf6 15.Cd2 Df5 16.Te3 (16.Ac2 Dh5 17.Ae4 Tae8 18.Te3 Dg5 19.Cxf3 Dh5 20.Dd3 Rh8 21.Cd2 f5 22.Ag2 Txe3 23.Dxe3 Te8 24.Dd3 f4 y con la ventaja posicional obtenida el negro ganó en 44 jugadas. Quintana,J-Crespo,I / cr 1992.) 16...Tae8 17.De1 Te6 18.Txe6 fxe6 19.De4 Rh8 20.Dxf5 exf5 21.Te1 Pudiera pensarse que el blanco ha descargado la posición, y habiendo completado el desarrollo se encuentra listo para imponer la ventaja material, pero la pareja de alfiles del negro, y en especial el fuerte alfil de d6 -ventaja principal del Marshall en muchas partidas- va a tomar de inmediato un protagonismo decisivo. 21...g5 22.Ad5 f4 23.Ae6 Te8 24.d5 Axe6 25.dxe6 fxg3 26.hxg3 g4 27.Cb3 Rg7 28.Cd4 Rf6 29.b4 Ae5 30.Te4 h5 31.Rf1 Axd4 De esta manera el alfil da feliz término a sus funciones, y permite el paso a un final de torres en el que la centralización del rey negro, contrapuesta a la bloqueada ubicación del rey oponente, resulta decisiva. 32.cxd4 Txe6 33.Tf4+ Re7 34.Tf5 Txc6 35.Re1 Tc2 36.Txh5 Te2+ 37.Rd1 Txf2 38.Tg5 Tf1+ 39.Rd2 Tg1 40.Re3 Txg3 41.Tg7+ Rd6 0–1 Melamedoff,M-Garcia,R/Buenos Aires (Jaque Mate) ( 1959;
Var II 12...Te8, y ahora se consideran las siguientes posibilidades:
B) 13.Dd3 13...Ad6 14.Ae3 Dc8 15.Dd1 Df5 16.Ac2 Dh5 La posición del negro es claramente superior, porque el peón enterrado en f3 se convierte en una espada clavada en la garganta del contrario; el desenlace que sigue lo ratifica. 17.Ad3 Te7 18.Af1 Tae8 19.Dc1 Cd5 20.Ad2 Ah3 21.Txe7 Txe7 22.Axh3 Dxh3 23.Df1 Df5 24.Ca3 Te2 25.Td1 Axa3 26.bxa3 Dc2 27.Af4 Cxf4 28.gxf4 Dxc3 29.d5 Rf8 30.Dh3 Te1+ 31.Txe1 Dxe1+ 32.Df1 Dxf1+ 33.Rxf1 Re7 0–1 Melis,A-Altena,K/Alkmaar op eerste (6) 1985].
13.Ag5
Regresamos definitivamente a la partida central. Veremos en lo que sigue como la cuarteta cubana se afana por vencer la resistencia del maestro visitante, lo que hace más interesante a esta histórica partida.
Finalmente la maestría se impone. Las blancas logran conservar la ventaja material y consolidan su juego, que ahora incluye vías de penetración en la posición del "equipo" local.
25...Rf7 26.De4 Te7
Las negras no tienen jugadas, y como toro agotado en el ruedo, a cuenta de pases y banderillas, sólo les queda esperar por la estocada definitiva, pasando forzado a un final de peones, sin perspectivas de salvación.
No abandonar mientras exista la más remota posibilidad de salvación, debe ser la divisa de todo ajedrecista, lo que significa mantener la lucha en posiciones totalmente perdidas. Estamos en presencia de un ejemplo concreto. Si ahora las blancas jugaban 34.Rc5?? permitian la penetración decisiva del rey por la respuesta 34...Re4
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